20050802

La enseñanza de Alicia

Al llegar a la mar y despues de contemplarla largo rato, me pregunte quien era, cosa que no pude responder, lo único que importaba en ese momento era verla, escucharla, sentirla, olerla y saborearla; los días de oficina habían quedado atras, justo el dia en que parti de la ciudad. Tirado en la amaca, fumando un poco de marihuana, empece a leer:
La Oruga y Alicia se estuvieron mirando un rato en silencio: por fin la Oruga se sacó la pipa de la boca, y se dirigió a la niña en voz lánguida y adormilada.
--¿Quién eres tú? --dijo la Oruga.
No era una forma demasiado alentadora de empezar una conversación. Alicia contestó un poco intimidada:
--Apenas sé, señora, lo que soy en este momento... Sí sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces.
--¿Qué quieres decir con eso? --preguntó la Oruga con severidad--. ¡A ver si te aclaras contigo misma!
--Temo que no puedo aclarar nada connnigo misma, señora --dijo Alicia--, porque yo no soy yo misma, ya lo ve.
--No veo nada --protestó la Oruga.
--Temo que no podré explicarlo con más claridad --insistió Alicia con voz amable--, porque para empezar ni siquíera lo entiendo yo misma, y eso de cambiar tantas veces de estatura en un solo día resulta bastante desconcertante.
--No resulta nada --replicó la Oruga.
--Bueno, quizás usled no haya sentido hasta ahora nada parecido --dijo Alicia--, pero cuando se convierta en crisálida, cosa que ocurrirá cualquier día, y después en mariposa, me parece que todo le parecerá un poco raro, ¿no cree?

...entonces descubri, lo maravilloso de la mar: sabía quien era hasta el viernes en que sali de la ciudad y deje la oficina, despues de ese día lo desconocia, la mar y su fuerza solo habian aflorado mi sencibilidad y ahi frente a ella, no importaba el ser, solo el estar. Despues de regresar de la mar, la mutación empezaría, simbolicamente la caida de la piel, por el bronceado, me daria la sensación de transformación, y nuevamente la busqueda eterna de saber quien soy regresaria.
A Zipolite
por recordarme que existe la pasión

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