Los días transcurren en un cotidiano que parece sistemático. Los hábitos desarrollados hasta este momento exhiben una consciencia no direccionada, canalizada, que se yo; también aparecen realidades dadas por hecho, respuestas simples a preguntas complejas, un dejo de holgazanería y por lo tanto, se asumen circunstancias como a manera de resignación.
En este andar hasta la luna he olvidado, me he desarraigado de mi parte espiritual y hasta corporal, para centrarme en el pensamiento, a pesar de las tensiones presentes, la razón domina mi ser, es momento de la búsqueda del equilibrio. ¿Cómo tenerlo, encontrarlo, asumirlo?
Para el exterior todo parece marchar optimo, pero el interior no es armonioso, tres fuerzas que deben integrar el ser, tres elementos fundamentales del andar.
Es momento de parar y respirar aire fresco, correr por la mar escuchando la ola, entregarse a la existencia.