Llegó la hora, empezar a sentir la primavera, la última de mis veintes, llegara el verano de la transición con mi nueva edad.
Hoy hace treinta años, ya era un ser vivo, en el interior de mi madre en gestación. ¿Qué sucedia ahi dentro,? ¿qué era yo?, ¿cuál era la sensación? preguntas y más preguntas, tirado en la cama quirurgica con la costilla expuesta, veo por la ventana un árbol, las ramas coronadas por un cielo rebosado de nubes; la tinta empieza a entrar en la piel, la aguja entra y sale, supura sangre mezclada con tinta.
La mirada recorre el estudio, se detiene por largos momentos en los cuadros que muestran diversidad de cuerpos, la piel rosada esta presente en todos. La piel viva como lienzo no deja de padecer dolor. La posición sobre la cama, por más comoda que paresca, no puede dejar de tensarse y el dolor sigue ahi.
Rayar la llegada de los 30, el cierre de la tesis, el examen de grado, rayar en fractal, es espiral, en circulo aureo, en satisfacción y buenaventura. Rayar por el retorno de saturno.
Dolor como tributo al cielo, a la tierra, al universo que es tan idescifrable, dolor por el cambio de era.